Cañon del Rio Lobos para MTB 2009

“Quisiera tener un jardín, una casita, hierba, animales, libros, cuadros, música. Y sacar de todo esto lo que quiero escribir; expresar todas estas cosas… Quiero vivir la vida cálida, anhelante, viva, tener raíces en la vida, aprender, desear, saber, sentir, pensar, actuar, eso es lo que quiero, a donde debo tratar de llegar.”

Katherine Mansfield

Salgo de casa en plena oscuridad, media luna de guardia custodia nuestros sueños respaldada por estrellas que dibujan los senderos de la noche en un mundo abonado a lo material. Cuando dejas una casa te ves obligado a despojarte también de pequeños trozos de tu historia que evocan un recuerdo y el paso de los años los ha relegado al fondo de un armario o de un cajón. Me he dado cuenta que debemos

cargar con lo que entre en el baúl de los recuerdos  repartiendo peso entre el corazón y el alma. A las 6:15 de la mañana parto junto con  JJ hacia cercedilla para recoger a Pantani y a Mass para una vez juntos ir a buscar a Cmena y dirigirnos hacia nuestra primera parada de este loco y prometedor fin de semana.

El cañón del Río Lobos, es uno de esos parajes esenciales que todo buen senderista, ciclista o amante de la naturaleza tiene que vivir una vez en la vida. Hemos conseguido ganarle la partida a las Hordas de visitadores de templos y turistas accidentales de 2 Km, logitud máxima del cordón umbilical que los une al coche y cada año que pasa se acorta unos centímetros, casi la misma extensión que arrasan tras su visita.

Apenas nos cruzamos con diez personas, lo que nos permite disfrutar de los primeros senderos en soledad. Disponemos del cañón  para nosotros, podemos hacer fotos tranquilamente a la ermita de san Bartolomé cuya vinculación con la Orden del Temple esta probada y junto a ella se abren misterios que quedan aun por resolver. Esta ermita se halla a la misma distancia, en metros, de los límites más externos al este y al oeste de la península Ibérica. La unión entre el punto de ubicación de esta ermita con otros templos templarios de la península forma una cruz de malta, el símbolo de la orden. Tras la ermita nos metemos en la cueva que está enfrente jugando con los claroscuros  para sacar unas buenas fotos. Poco a poco y a modo de romería vamos viendo como las sendas y caminos del cañón van cobrando vida, pero nos permiten hacer los pasos elevados tranquilamente sin molestar a nadie, en solitario. El recorrido por el interior del cañón cuando puedes hacerlo en soledad es una delicia, el agua verdosa tocada con los nenúfares contrastando con las inmensas moles de piedra que flanquean ambos lados, te hacen sentir pequeño ante un mundo en el que, cuando cierras los ojos, respiras y te unes a él, puedes sentir el aliento vital de la madre naturaleza. Me cruzo con tres bellezas y al gritar “ cuidado chicos” la primera me espeta con un “chicas”. Le digo que no lo dudo, ya que fue lo primero de lo que me percaté, esos pechos nos son para olvidarlos tan fácilmente y eso que los disfruté con el envoltorio.  Cuando estamos cerca del puente de los siete ojos, una marea de gente que ha bajado de unos autobuses se disponen a entrar en el cañón, menos mal que nosotros salimos por la carretera rumbo a Santa María de las Hoyas  para desviarnos por una pista antes de llegar al pueblo. La pista se adentra en un frondoso pinar con algunas praderas en las que pastan las vacas, Pantani comenta que me va a contar como hace él la prueba del hematocrito, yo lo digo que en ocasiones me crece, que  a ver si me lo mira en plan coña, a Mass le da una ataque de risa y tenemos que parar, Cmena y Pantani se percatan de que un mastín blanco del tamaño de un León viene hacia nosotros a toda leche, pero Pantani nos saca del error. No es uno sino cuatro mastines inmensos los que han visto en nuestras carnes el almuerzo del día,.JJ, que daba síntomas de cansancio se recupera milagrosamente y sale disparado junto a nosotros, Mass se queda rezagado gritándonos , “ … no me dejéis solo cabrones”, le miro desde lejos gritándole “… Isra pon la cámara a grabar, jajajaja” los perros se quedan muy cerca de su rueda y gracias que se cansaron pronto, ya que 500 metros más adelante la bajada nos deja en un mini puerto que nos sube hasta el esplendido mirador de Costalago (todo este tramo de ruta es gentileza de Totapillao). En el mirador nos encontramos con un biker de Madrid con el que hablamos mientras damos debida cuenta de las chuches de Cmena, un sacrificio para quitarle peso de la mochila. Mientras contemplo el magnífico paisaje castellano, Pantani comienza a sufrir el síndrome del quijote y  me pregunta qué tipo de roca es la que se ve  a lo lejos y que significa, le digo a rompetechos que no, que yo no veo ninguna roca, pero lo que si veo es una pista impresionante a lo lejos que brilla, Pantani pone los ojos en posición Fari comiendo un limón y se descojona de lo poco que ve de lejos.

Completamos la bajada hacia Hontoria del Pinar, llegando a su magnífico puente romano sobre el río Lobos,  que en la antigüedad unía el paso entre las ciudades de Clunia y Uxama. Comemos en el primer bar que hay subiendo la calle y con las fuerzas repuestas continuamos con nuestro recorrido por el cañón, en el que para mí es uno de los tramos más divertidos y entretenidos del cañón. Ya que se rueda casi en un 85% del total por senda alternando diferentes tipos de terreno, predominando la piedra suelta que al pasar sobre ella deja uno estruendo terrible como a cristales rotos. En este tramo pincho por segunda vez en el día y en la misma rueda,  y mi paciencia comienza a tener un límite. Nos cruzamos con una pareja de ciclistas, el chico  pedalea despacio, con paciencia esperando a su compañera que empuja resignada la bici sobre el mar de piedras que dibujan el sendero, Isra le dice cuando pasa junto a ella “yo quiero una novia como tú” a lo que la muchacha le contesta con un “no te creas”. Puff para mí que el novio tiene charla esta noche.

Dejamos el sendero tras pasar por debajo del puente de los siete ojos para tras rodar un rato por carretera desviarnos por una pista que esta en su comienzo tomada por las ovejas y un perro pastor que nos mira con recelo pero sin soltar un solo ladrido. Esta pista en constante pero ligera subida, comienza a pasar factura a JJ y a Cmena que se les nota algo más justos de fuerzas,  Dios hace caso a sus plegarias y vuelvo a pinchar lo que les da unos minutos para recuperarse y tomar aliento. Tras reparar el pinchazo nos metemos en una de las zonas más divertidas de toda la ruta, un cañón perpendicular que te deja dentro del principal  por una senda alucinante y muy disfrutona llamada GR-86.

De nuevo ya en el cañón del río Lobos podemos comprobar cómo se ha transformado en un centro comercial el día de las rebajas, está repleto de gente, por lo que tras descansar un rato junto a la ermita regresamos a los coches por la vía rápida ya que el sendero está  imposible.

Terminamos nuestra ruta en un aparcamiento que dejamos semidesértico y nos lo encontramos hasta la bandera. Cargamos las bicis en los coches y ponemos rumbo a Vinuesa en donde acamparemos para continuar el lunes con otra apasionante ruta junto a mis compañeros.

Track de la ruta